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HOMBRES vs LENCERÍA

Lencería

Un día cualquiera, estaba yo caminando por las calles de la ciudad, cuando de repente encontré una de mis pasiones… Estaba ahí, en forma de maniquí con un conjunto increíblemente sexy que me miaraba fijamente…  Era negro de encaje y tiras brillantes (no brillante grilla, OJO).

Entré a la reconocida tienda, con la esperanza de que no costara un riñón y de que al medirmelo me quedera ligeramente similar a la modelo del catálogo… Claramente no fué asi, sin embargo, cuando me lo puse pensé:

– A mi novio le va a encantar (Por ahí ya iba en bajada)

Si se preguntan cómo me sentí cuando me lo puse, les quiero contar que bastante rídicula… la del espejo me miraba con cara de: ¿En serio te lo vas a comprar? a lo que me dije:

– Mi misma, mente abierta, deja salir la mujer atrevida que hay en ti y con muchas dudas ME LO COMPRÉ.

Ese conjunto estuvo guardado como 3 semanas, me lo medía mínimo una vez por semana para llenarme de moral cuando llegara la hora de ponérmelo, para convencerme de que incluso mis gorditos se veían bien peeeero… seguía sintiéndome rara.

Una noche, después de una semana en que mi novio se aguantó mis mundialmente conocidos ataques de mal genio, finalmente decidí darle la «sorpresa».

El proceso no fué fácil, después de ponermelo dije ¿Ahora qué hago?¿ Me acuesto en la cama? ¿Salgo casual del baño como modelando? y para no sentirme tan ridícula me puse un saco de botones completamente abierto para que se me viera mi linda lencería nueva. Me acosté a su lado… Para sorpresa mía, el susodicho ni se enteró de que estaba estrenando, es más, a duras penas me miró. Me llené de rabia, me frustré, me sentí ridícula, me dolió hasta el bolsillo y fuí y me lo quité.

Al día siguiente, ya sola, empecé a reflexionar sobre la situación, hablé con mis amigas… en las películas todo se ve tan diferente. Pero no es así.

La realidad es que a la mayoría de los hombres les da exactamente igual que usted tenga panties de algodon o de encaje, negros o de colores, pueden estar hasta rotos y créame, cuando llega la hora de la hora él no se va a enterar.

Pues volví a ponerme mi conjunto maravilloso y descubrí que era yo quien se tenía que sentir diferente, me sentía linda, me sentia sexy, me sentía fuerte, me sentía algo así como una super mujer y desde ese día seguí comprando lencería para mi, solo para mi gusto.

Amiga, si algún día le pasó tranquila, a mi también, el problema no es usted o su físico. Vístase para usted, maquíllese para usted, peinese para usted y siéntase linda siempre.

Amigo, tómese un minuto antes del sexo para contemplar a la mujer que tiene enfrente, porque seguramente dedicó bastante tiempo preparándose para usted.